Las cosas que me pasan no me las creo ni yo.
¿Sabían que estoy inscrita en un gimnasio? Pues yo tampoco.
No saben lo extraño que se sintió cuando me enteré, tanto así, que decidí ir, de pura lástima por quien sea que me haya pagado la inscripción -espero no haber sido yo-.
Imagínense a mí en un gimnasio -que se sé que puede que se les haga un poco difícil así que iremos parte por parte-, yo, la que no quiere ni caminar para llegar a la cocina (pero que igual lo hago, porque duh, prácticamente todo lo que importa está ahí [comida]), la que la última vez que intentó andar en bicicleta terminó en el piso ahogada, con cansancio que duró casi una semana. La que en una prueba de deportes -en esa época de colegio...buenos tiempos- le pagó a uno de sus compañeros para que distrajera al profesor y no tener que correr todos los minutos correspondientes (y estoy hablando de real money, así como ese que podría haber gastado en comida o ropa).
No sé que me pasó ese día. Quizá un buen sueño que no recuerdo, o vudú. Sí, el vudú suena más probable. Pero volviendo al punto...
Ok, me decidí a ir. Busqué el único conjunto de ropa deportiva que tengo, ese que convencí a mi madre de regalarme hace un montón de tiempo cuando decidí ir a una clase de baile, y que fue utilizado esa única, y siempre pensé que irrepetible, vez.
No les voy a mentir. A pesar de todo mi rechazo a la ropa deportiva y todo lo involucrado con cualquier tipo de ejercicio el conjunto es bastante mono y me sienta bien.
El lugar me quedaba más o menos cerca -no lo suficiente- así que decidí caminar hasta allá, con todo y ropa deportiva. Oh, Dio'.
Vuelvo a repetir que no sé que tenía en la cabeza ese día. No mucho, claramente (Necesito encontrar alguna forma de justificar este comportamiento, fast)
El incómodo, tortuoso, y desagradable viaje de ida se sintió menos terrible una vez que llegué ahí. Mujeres de todos tipos, con todos tipos de ropas, listas para hacer ejercicio. Al menos ya no era la única en calzas deportivas.
No se si han notado como un gimnasio es como un mini-mundo completamente distinto a la realidad. Se aceptan todo tipo de combinaciones, se cree que sudar es bueno, la gente se siente feliz gastando útilmente su energía ¿En qué planeta eso es normal? No lo entiendo y espero nunca hacerlo.
(Y me volví a desviar de la historia...)
Estaba entonces por subirme a la elíptica -que digan lo que digan, es la mejor máquina que jamás haya existido- cuando me choca alguien. Y no del tipo Oh-perdón-fue-un-golpecito, sino del tipo te-derribo-con-mi-bolso-gigante-que-pesa-como-una-tonelada.
Así que, como era de esperar caí hacia el lado, ya saben que más allá de mi peso, la estabilidad me la he dejado en alguna otra parte. Algunos miraron, otros pretendieron que no pasaba nada; algunos no se dieron cuenta entre su concentración y la música, y probablemente más de uno simplemente me ignoró, pero no el chico que me había botado. Ven que con estas cosas se me sale el lado agresivo-agresivo (sí, nada de la típica agresividad-pasiva para mí) así que si no me hubiera al menos pedido perdón el reclamo lo hubiesen escuchado hasta sus casas; sí, donde quiera que estén.
Y en eso del Lo-siento-fue-sin-querer nos quedamos conversando un rato. Nada extraordinario, lo típico, nombre, ocupación, edad, numero de teléfono, fax, dirección y apellido del tío del amigo. Común. Y ya ven que tal, y me invitó a salir.
No me gustó el golpe, pero quizá eso de los hombres con espaldas anchas y músculos marcados no va tan mal.
Tendré que repensarme lo del gimnasio.
Marie M.
PD: Les juro que si hubiese visto todos esos tumblr deportivos, jamás habría llegado al gimnasio. Ni a la puerta para salir de mi casa.
PD2: es una maravilla que al buscar gimnasio, salgan muchos post de pokemon go!